martes, 4 de abril de 2017

Argentina "se vació" en el Central


Ante un recital como el que anoche dio Argentina en “Flamenco viene del sur” hay que quitarse el sombrero. ¡Chapeau! Fueron dos horas de cante en las que la onubense lo dio todo. Nos emocionó, nos sobrecogió y nos alegró el alma. Hoy el cante es el hermano pobre del flamenco. El Baile acapara todo tipo de programaciones. Solo conciertos como este pueden poner las cosas en su sitio. Baile sí. Cante también.


Argentina dio una lección rotunda de cante: vocalización perfecta, afinación precisa, poderío, conocimiento e imaginación. Comenzó al pie del cañón, como Agustina de Aragón, con guiños a Lole y Manuel, uno al principio, “Desde Córdoba a Sevilla” y otro al final, “Río de mi Sevilla”. Interpretó estilos que apenas se prodigan hoy: mariana, serrana y milonga. Se acordó de Font de Anta y su insuperable “Amarguras” y la remató con una sobrecogedora seguiriya. Y, por supuesto, hizo tangos con recuerdos al Piyayo, granaínas rematadas por abandolaos, bulerías por soleá, caracoles, bulerías y fandangos de Huelva. Y para agradecer los aplausos del público “María la Portuguesa”.
Casi dos horas con solo un respiro mientras los Mellis hacían unos fandangos con la Tarara y Torombo daba su pataíta. Con ellos dos guitarras que se turnaron el protagonismo: las de José Quevedo “Bolita” y la de Jesús Guerrero.
Un lujo de concierto.
                                                                                                                   José Luis Navarro